miércoles, 12 de mayo de 2010

Zapatero hace culpables de la crisis a pensionistas, dependientes y funcionarios.


El martes Zapatero, ese presidente que creíamos que era un inepto, que estaba metiendo a España al desastre, porque el cargo le venía grande, no pudo dormir. En este tercer año de esa crisis que el Gobierno negó, la comunidad internacional ha dicho basta. Y hemos descubierto que Zapatero, es mala persona. Una persona que opta por congelar las pensiones y suprimir el cheque bebé antes que eliminar ministerios superfluos que él mismo ha creado y que el Congreso le ha ordenado eliminar, no puede ser considerado decente. Tras varios rapapolvos, la UE calificó de 'insuficiente' la penúltima improvisación de ZP: un mínimo recorte del déficit. Angela Merkel señala a España y Portugal, como principales responsables de las dificultades por las que atraviesa el Euro. El FMI no se fía de las medidas de ZP y la OCDE señala a España como el país que más sufrirá la crisis. Pero lo que le quitaba el sueño a Zapatero ha sido la llamada de última hora desde Washington: Obama le instaba a ponerse las pilas.

En un mundo como el de hoy, interpolar e interdependiente no se puede dirigir la economía pensando en el rédito electoral. Con las cosas de comer no se juega. Zapatero no es ni estadista ni hombre de Estado. Se le podría reconocer algo, de olfato político. Pero no la agudeza para deducir que en estos tiempos no se puede gobernar de espaldas al mundo, ni de espaldas a la economía. En lo que parecía la ceremonia del entierro como político, Zapatero, visiblemente afectado en la tribuna de las Cortes por los correctivos que ha recibido desde Bruselas y Washington, ya marcado como un político peligroso y derrotado, del que nadie se fía, ha anunciado una batería de medidas de austeridad. El rescate de Grecia supone un fuerte mazazo para las economías europeas y el mero pensamiento, de tener que rescatar a un país como España empuja a muchos a preferir antes la desintegración de la unión. Son unas medidas, impuestas desde el exterior, que, casi en su totalidad, descansan sobre los más débiles y necesitados, precisamente los que no tienen nada que ver con el desastre económico y los que mas lo están padeciendo. Todo esto se produce, por el hartazgo de medio mundo al contemplar como la bisoñez de Zapatero, que ha pasado de ser una divertida excentricidad hispana a uno de los más graves peligros para las economías de occidente.

Las medidas, aunque injustas, incompletas y bastante desequilibradas, espero sean eficaces y ayuden a España a salir del drama por el que sin visos de salida, camina. Nunca en la historia reciente España, había recibido tantas críticas y presiones de la comunidad internacional para reorientar su política económica. Este hecho cuestiona no tanto de la soberanía del país, completamente desorientada, gracias al necio de Presidente del Gobierno, sino la capacidad de nuestro gobierno para llevar las riendas de la economía española.

De esa mala noche, Zapatero ha improvisado cuatro o cinco medidas estrella, así al tún-tún, con las que se presenta ante Congreso de los Diputados no ante la oposición ni la ciudadanía, sino ante la comunidad internacional. Zapatero en una actuación arbitraria e injusta, prefiere reducir un cinco por ciento el sueldo de los funcionarios, que no tienen culpa alguna de lo que está pasando. Antes que enviar a sus respectivas casas a Manuel Chaves, inútil vicepresidente tercero del gobierno de España, a Bibiana Aído, cuyo ministerio es un esperpento, o a otros ministros innecesarios y a los miles de asesores, enchufados, compañeros del partido, familiares y amigos de políticos que hoy cobran del Estado sin aportar nada. los españoles siempre hemos otorgado una veracidad y seriedad a la comunidad internacional, negada a la casta política reinante en España. Pero, las prisas socialistas llevan a incumplir los compromisos adquiridos con los sindicatos.

Con los mal llamados sindicatos mayoritarios, UGT y CC.OO. Si, esos que a los únicos que representan son a ellos mismos y a los intereses de sus líderes y liberados sindicales y que Zapatero compra su silencio y se llevan anualmente ciento noventa y tres millones de euros. Ha provocado en ellos un leve quejido. Quienes se van a ver verdaderamente agraviados por la última nefasta improvisación del Presidente son los funcionarios, cuyos salarios bajarán un 5%, y los pensionistas, cuyas pensiones se congelarán en 2011 a pesar de que los impuestos seguirán subiendo como la espuma.

No es difícil recordar, que el PP no pasó de congelar el salario de los funcionarios, no lo redujo, no tocó las pensiones, creó el fondo que las garantizaba y estaba nutrido del superávit, lográndolo con una seria y muy rigurosa política económica. Yo me acuerdo de una muletilla muy explotada por Zapatero, en la que culpaba al Partido Popular, de recortar los derechos sociales por haber congelado el sueldo a los funcionarios como medida urgente para entrar en el Euro. También recuerdo, como el PSOE, intentó vender que con el Partido Popular, las pensiones corrían peligro. Tampoco se me olvida, que Zapatero, afirmaba en sede parlamentaria que si gobernaba nunca recortaría derechos sociales.

Creo que lo recordarán, y además, muchos españoles le creyeron, recuerden pues también el día (12 de Mayo de 2010), día en que desde la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados, Zapatero defendió una bajada del cinco por ciento al salario de los funcionarios y la congelación de pensiones. Será un buen ejercicio de memoria.

Menos mal que ha rebajado en un 15 por ciento el sueldo de los ministros, la única medida que el pueblo español ha recibido con aplausos.

Prefiere lanzar sobre la espalda de los españoles más débiles la mayoría del peso del sacrificio que España tiene que hacer por los propios errores que Zapatero ha cometido. Con una arrogancia, descaro impropios de un hombre de bien, reflejaba, en su rostro que es ya un cadáver político, no ha tenido la poca vergüenza de pedir perdón por los errores que ha cometido, no ha reconocido que si hubiera emprendido las reformas hace ya algo más de un año, cuando la oposición, los expertos y los organismos internacionales se lo pedían, España se habría ahorrado miles de millones de euros, bastante más de un millón de desempleados, los enormes sacrificios que nos esperan a todos los españoles y la vergüenza de ser señalada en todo el mundo como el peor ejemplo de mal gobierno, desprestigio, deterioro, despilfarro y desvergüenza como país.


Sin la mas mínima dignidad, increíblemente aferrado a su cargo, y a pesar de haber sido humillado en todo el mundo y de haber convertido a España en un protectorado de Bruselas y de Washington. Zapatero ha ofrecido a los españoles, en el Congreso de los Diputados, la más dura de las imágenes del enorme error que cometieron aquellos que le votaron en 2004 y en 2008, todos ellos son cómplices de la actual ruina de España y de las fechorías del peor presidente de un gobierno de España desde el felón Fernando VII.

Posiblemente el Zapatero, no tenga problemas para conciliar el sueño hoy por la noche y como vulgarmente se dice, duerma a pierna suelta pero le quiero recordar desde aquí, que seguro que en muchas casas y familias españolas, hoy por la noche, las luces no se apagarán hasta que empiece a clarear el cielo, serán esas casas, mayoritariamente de funcionarios y pensionistas que traten de cuadrar las cuentas y afrontar unos pagos que ni bajan ni se congelan, lo que hacen es crecer. Y mientras se lían con hojas y calculadoras retumbará en sus cabezas la petición que nos hace Zapatero desde hace tres años. 'Un pequeño esfuerzo'. ¿Y qué esfuerzo hace usted señor Presidente Rodríguez Zapatero?

domingo, 9 de mayo de 2010

Lo que España necesita, es mas Democracia.



España está enferma. La sociedad no se fía de los políticos y demanda una reforma de la ley electoral y de la Constitución porque es el único medio que hace posible una regeneración del sistema democrático y político que se estableció con la Constitución de 1978 y que prematuramente ha envejecido, degradado y es víctima del mal gobierno. Sin confianza en las instituciones y en los dirigentes, no existe democracia. Las encuestas empiezan a revelar que la política, en lugar de ser la solución, es un problema y es una de las principales preocupaciones de los españoles, junto con el desempleo, la economía, la vivienda y la delincuencia callejera.

El diagnóstico más correcto del drama español es la "degeneración" del sistema político y democrático, con el desprestigio de los políticos, la decepción y desconfianza de la ciudadanía, la receta correcta ya está inventada y fue señalada por Alfred Emanuel Smith, cuando dijo que “todos los males de la democracia pueden curarse con más democracia”.

Los ciudadanos tenemos derecho a muchas cosas que los políticos, arrogantes y suicidas, nos niegan. Tenemos derecho a ser tenidos en cuenta y ser considerados como lo que somos, los verdaderos dueños de la soberanía. Tenemos derecho a elegir a los representantes y a que los representantes nos rindan cuentas. Erradicando las antidemocráticas listas cerradas y bloqueadas que convierten a los partidos políticos, que elaboran esas listas, en los verdaderos electores. Tenemos derecho a que se nos diga siempre la verdad y pueden exigir que los políticos que mienten por sistema ingresen en prisión. Tenemos derecho a que se respete la voluntad política de las mayorías. Tenemos derecho a que se respete la separación de poderes y a que la Justicia sea eficaz e igualitaria, con todos. La ciudadanía, tiene derecho a políticos que sean honrados y a que la corrupción se pague con la cárcel. Tiene derecho a que gobiernen los que han sido agraciados con el voto mayoritario. Tiene derecho a que se les cierre el paso a esos partidos bisagras que se han convertido en maestros del chantaje y que controlan el poder con un ridículo e insignificante puñado de votos. Tiene derecho a una sociedad civil sea fuerte y que no sea estrangulada por los políticos. Tiene derecho a mil cosas más, propias de la democracia, que en España han sido liquidadas por una partitocracia arrogante y frívola que, con su comportamiento corrupto y despótico, está asesinando, día a día, el sistema.

Y la única receta, que para ello se me ocurre, es, como afirmó Smith, "Más democracia".