Algunas de las motivaciones humanas, nacen en el más profundo interior de las personas, este es el caso del amor, o la fe. Pero siendo estas las hondas raíces, cuando el amor y la fe, el amar y el creer es verdadero, esto no quiere decir, que en nuestra realidad como personas, tengan que vivir escondidas en nuestro interior sin manifestarse ni salir al exterior. Dicho esto, no se puede decir nada mejor que el amor y la fe, pues amar y confiar, son hermanos mejor dicho son hermanas gemelas. El comunicar el amor y el amado en nuestro entorno mas cercano y en nuestra realidad social, más próxima es una experiencia vital. El amor, es inspiración de las artes, de las narraciones, de la cultura. Es una experiencia paralela la que ocurre con la fe y los sentimientos religiosos, amar y creer están unidos, son hermanos gemelos. Son características humanas, muy humanas, que radican en lo más profundo del ser humano.
Esto, se pone de claro manifiesto, en la Semana Santa, que es una manifestación de la dimensión comunicativa, cultural y social, externa del amar y del creer. Es por ello, por lo que tengo la profunda convicción de que desde un prejuicio ideológico, que esconde su intención de eliminar de la sociedad los elementos y las creencias cristianas, se afirma que la fe religiosa, tiene que permanecer cerrada en la conciencia, y en el interior del creyente, o que las fiestas y actos de carácter religioso, son claramente opuestas al carácter aconfesional del Estado.
Simplemente es necesario observar, los acontecimientos cívicos, culturales y artísticos de la Semana Santa Española en pueblos y ciudades y se comprende que un elemento es el Estado y otro elemento muy distinto es la Sociedad. Las personas, los ciudadanos, que somos los titulares de los derechos, como puedan ser, la libertad religiosa y de creencias, manifestamos con plena legitimidad, desde hace años y sin que tenga que concedérnoslo el Estado, sus sentimientos de amor y creencia religiosa en estas manifestaciones, tan diversas y ricas de la Semana Santa. Es por el amor a Jesús y a su Madre, por lo que tienen tanto tirón y amor popular, han dado lugar a arte y cultura han producido vínculos de unión ciudadana y unen la expresión de sentimientos humanos muy hondos.
Preguntadlo, en cualquier cofradía.
Esto, se pone de claro manifiesto, en la Semana Santa, que es una manifestación de la dimensión comunicativa, cultural y social, externa del amar y del creer. Es por ello, por lo que tengo la profunda convicción de que desde un prejuicio ideológico, que esconde su intención de eliminar de la sociedad los elementos y las creencias cristianas, se afirma que la fe religiosa, tiene que permanecer cerrada en la conciencia, y en el interior del creyente, o que las fiestas y actos de carácter religioso, son claramente opuestas al carácter aconfesional del Estado.
Simplemente es necesario observar, los acontecimientos cívicos, culturales y artísticos de la Semana Santa Española en pueblos y ciudades y se comprende que un elemento es el Estado y otro elemento muy distinto es la Sociedad. Las personas, los ciudadanos, que somos los titulares de los derechos, como puedan ser, la libertad religiosa y de creencias, manifestamos con plena legitimidad, desde hace años y sin que tenga que concedérnoslo el Estado, sus sentimientos de amor y creencia religiosa en estas manifestaciones, tan diversas y ricas de la Semana Santa. Es por el amor a Jesús y a su Madre, por lo que tienen tanto tirón y amor popular, han dado lugar a arte y cultura han producido vínculos de unión ciudadana y unen la expresión de sentimientos humanos muy hondos.
Preguntadlo, en cualquier cofradía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario